LIBRO SANTO ENAMORAMIENTO DEL PASTOR JUSTO LLECLLISH
CAPITULO 2
Este primer capítulo es para los que están libres. Libres de cualquier vínculo sentimental; y aún de una posibilidad a la vista. Es decir, para los que dicen: "aún nadie me mueve el piso".
Ellos deben aprender los siguientes principios.
1. El amor a primera vista es una maravillosa ilusión.
2. Los vacilones son para gente cobarde y baja.
3. Los amores rápidos son una expresión de inmadurez.
4. Un yugo desigual anulará tu libertad y potencial.
5. Que nadie te chantajee con irse al mundo si no le aceptas.
6. Es una bendición sentirse enamorado.
7. Con un entrenamiento en esta área cometerás menos errores.
En las siguientes líneas nos explayamos sobre cada punto.
El "amor a primera vista" es una maravillosa ilusión.
Las impresiones a primera vista y las improntas conexiones no necesariamente se llaman amor. Que sea o no, está determinado por lo que libre y voluntariamente lleguen a decidir ambos. Lo que pasó entre Isaac y Rebeca no fue un "amor a primera vista"; sino una "decisión a primera vista". (Gén 24:63-67)
Cuando experimentes esta maravillosa ilusión, lo mejor es que busques establecer una relación de amistad. Repito; sólo una relación de amistad.
Los "vacilones" son para gente cobarde y baja.
La Biblia establece que los jóvenes debemos tratar a las señoritas como a nuestras hermanas. Y creo que nadie (salvo un enfermo) tendría un "vacilón", "chape loco" o "agarre" con su hermana(o). El cristiano que cultiva esta práctica, aún no ha entendido que es a su hermana a quién la está faltando. (1Ti 5:2b)
Cuando uno es adolescente, enfrenta fuertes y negativas influencias al respecto. Si no se tiene el "soporte" adecuado, puede uno ahogarse en esa práctica. Incluso llegar a la convicción de que nuestra valentía se mide por la cantidad de "agarres" que consiga.
Los jóvenes tenemos que aprender que nuestra valentía se prueba por el respeto que podemos expresar; más aún, cuando se trata de una hermana en Cristo.
Los "amores rápidos" son una expresión de inmadurez.
Tienen amores rápidos los que:
a. Cambian y re-cambian de enamorada, cada vez que conocen otra supuesta mejor.
b. Empiezan una relación, con la premisa de "terminar" si no les va bien.
c. Buscan una enamorada, porque no pueden vivir sin tener una.
Los adictos a estas reglas no han madurado emocionalmente. Y si persisten en practicarlas, nunca madurarán.
¿Cómo sé que he madurado emocionalmente? Cuando soy capaz de tener amigos del sexo opuesto, sin llegar a más allá (no después de haber llegado).
Los que quieren salir de esta mala forma de vida, deberían abstenerse de enamorada, por lo menos dos años. Si lo hacen, con mucha probabilidad desalojarán ese mal hábito de sus vidas.
Un "yugo desigual" anulará tu libertad y potencial.
No quiere el Señor hacernos la vida imposible, cuando aconseja que no nos unamos en "yugo desigual con los incrédulos". (2Cor 6:14) Lo dice con el fin de que nuestra libertad no nos sea arrebatada, ni nuestro potencial reprimido. Salomón, por ejemplo, al violar este principio, su corazón terminó inclinado tras dioses ajenos (1R 11:4). Sansón, otro ejemplo, su potencial de libertador le fue arrebatado por complacer a su linda y bella Dalila. (1R 11:4 Neh 13:26 Jue 16:6).
Si Salomón o Sansón vivieran en pleno siglo XXI, su respuesta contra el consejo de Dios sería:
a. La voy a ganar para el Señor (al final, ella lo ganará para el mundo).
b. Es que no hay buenas chicas en mi iglesia (como si no habrían más, que las que están en su iglesia local).
Hace varios años, una hermana me contó que se había casado con un incrédulo; ¡y no por ignorancia! Dice ella que, su unión en yugo desigual, antes de verlo como un problema, lo vio como un desafío: ganarlo para Cristo. ¡Y saben qué?: ¡Tuvo éxito! Yo le pedí que me hablara sobre su estrategia. Ella me respondió: "¡He orado, ayunado, sufrido y batallado, como no te imaginas!". Su frase final, entre su penúltimo y último suspiro, fue: "No se lo recomiendo a nadie".
Que nadie te chantajee con irse al mundo si "no le aceptas".
Muchos se sumarán a la iglesia, no por Cristo, sino por Cristina o por Cristian; o sea: tú. Si no te gustan, con toda seguridad tendrás fuerza para reprender al demonio acosador. Pero si te gustan, y no conoces los principios, hasta podrías creer que tus antenitas acaban de detectar con quién sí harías una explosiva y bendecida pareja. ¿Te ha pasado?
Una fiel cristiana estaba turbada porque un hermano de su iglesia la había amenazado con irse al mundo y malograrse si no le aceptaba.. Así que pidió consejo a su pastor, por cuanto no quería ser piedra de tropiezo. ¿Cuál fue el consejo?: "Que aliste sus maletas y se vaya al mundo".
¡Ya sabes qué hacer si te sucediera algo así!
Es una bendición "sentirse enamorado".
No falta quienes, debido a sus traumas y/o errores del pasado, ahora ya no quieren saber nada con nadie. Prefieren estar apartados mental y físicamente de las chicas(os). Y si por allí se ven atraídos por alguien, se sienten desgraciados.
El hecho de que se equivocaron y no les quedó un saldo emocional a favor, no significa que enamorarse es una maldición. (El hecho de que un día alguien se accidentó manejando bicicleta, no significa que el ciclismo es una maldición). La lección que sí deberían extraer es: no hay nada como obedecer los principios bíblicos respecto al enamoramiento.
Experiencias como ésta no deberían asustar a los que aún se mantienen invictos en esta área. Mas bien debería desafiarlos a obedecer lo que el Señor ha establecido al respecto (la obediencia siempre atrae bendiciones. Dt 28:1).
Por otro lado, también hay individuos a quienes les suena abominable escuchar de los labios de púberes y adolescentes que se sienten enamorados. "Aprende primero a tender tu cama", le replican. Con frases como "no tienes edad para esas cosas", lo silencian. ¿A qué los están induciendo? ¡A nunca más consultarles, bajo cualquier circunstancia! De ahora en adelante, preferirán ser aconsejados por personajes incircuncisos de la farándula.
Una vez, un adolescente le habló a su padre acerca del enamoramiento. Menos mal que no lo condenó, como comúnmente se hace. Más bien le enseñó a orar y pedir a Dios por este asunto del corazón. ¡Ojal` que muchos aprendan a hacer lo mismo, cuando sus hijos les hablen de este tema!
Con un entrenamiento en ésta área cometerás "menos errores".
Yo creo que los jóvenes cometemos errores en ésta área, simplemente por falta de enseñanza. Pero alguien dir` "s les hemos enseñado". Y tiene razón: una vez cada quinquenio. ¡Y de manera legalista y fuera de contexto!
Creo que la iglesia (mientras los padres aprenden cómo hacerlo) tiene que enseñar una y otra vez este tema. Caso omiso, nuestros jóvenes creerán y practicarán lo que enseña la televisión. Muy didáctico, por cierto, pero pervertido y fantasioso.
Y los jóvenes: as como se capacitan y se entrenan para evangelizar y echar fuera demonios, as también deberían hacerlo para esta área de la vida.
Continuará...
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DTB